JUICIOS VERDADEROS (tomado del libro Cada día más sabio
por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación
Publicadora Interamericana)
El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre;
los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Salmos 19:9.
La
señorita que cortaba mi cabello pareció reconocerme y, tímidamente, preguntó:
“¿No tiene usted un programa de televisión?” Cuando le confirmé su intuición,
me contó que un domingo me oyó hablar sobre los justos juicios de Dios. Al día
siguiente, tenía una audiencia judicial por la tenencia de su hija. Todo hacía
creer que perdería. No tenía empleo, vivía en circunstancias precarias y
comprometedoras, mientras que el marido, con mucho dinero, era amigo de
personas de gran influencia. Pero ella oró. Le pidió al Señor que cambiase su
vida, creyó en el mensaje, aceptó para sí que “los juicios de Jehová son
verdad, todos justos”, y el veredicto del juez fue a su favor.
El
texto de hoy, antes de hablar de los justos juicios de Dios, habla del temor de
Jehová. El temor nunca es saludable. El temor es enfermizo. Hay personas que
darían todo lo que tienen para librarse del temor. Hay temores sin causa. Hay
miedos ocultos. Miedo de la oscuridad, del agua, del futuro, del pasado, de la
muerte, de la vida, en fin, temores que perturban.
Pero
David habla de un temor diferente. Dice que el “temor de Jehová es limpio”. No
es sucio, ni enfermizo, ni destructivo. En la Biblia, la expresión “temor de
Jehová”, significa respeto, aceptación humilde de que somos criaturas y tenemos
un Creador. Ese tipo de temor, hace que la criatura vuelva sus ojos a los
consejos divinos.
Cuando
tú vives ese tipo de experiencia, no temes lo que los hombres sean capaces de
hacerte. Puedes ser llevado ante los tribunales de la tierra, o ser víctima de
las mayores injusticias, pero el Señor es tu verdadero Juez y sus
determinaciones son verdaderas y justas.
El
problema del ser humano es que, con frecuencia, busca a Dios solo cuando lo
necesita y, en los tiempos que aparentemente las cosas andan bien, se olvida de
buscar el consejo divino.
Si
tú confías en el Señor, nunca estás solo. La furia de los hombres puede
cercarte pero no puede destruirte. Escóndete en los brazos del Señor y cree Su
promesa, porque: “El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los
juicios de Jehová son verdad, todos justos”.
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