MÁS SABIDURÍA (tomado del libro Cada día más sabio por el
pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación Publicadora
Interamericana)
Da instrucción al sabio y se hará más sabio todavía;
enseña al justo y él crecerá en prudencia. Proverbios 9:9.
Hay
una diferencia entre un hombre instruído y un hombre sabio. El colegio nos da
instrucción y nos ofrece conocimiento. Pero solo Jesús nos da sabiduría y
gracia.
En
el texto de hoy Salomón define a la sabiduría como prudencia. Ser sabio es ser
prudente y si tú buscas en el diccionario encontrarás que una de las mejores
definiciones de prudencia, es el equilibrio. Por tanto, sabiduría significa
equilibrio, y el equilibrio no se aprende en la Universidad, no es fruto del
estudio, ni es el resultado de años de investigación y búsqueda. El equilibrio
es un don que Jesús concede a aquellos que viven una vida de comunión diaria
con Él.
Es
impresionante observar que para ser feliz es necesario ser equilibrado en todas
las áreas de la vida humana. Comenzando por la vida personal, pasando por las
relaciones familiares y terminando en la carrera profesional. Cualquier tesoro
en manos de una persona sin equilibrio es como una hermosa rosa en las manos de
un orangután. El animal es incapaz de apreciar la belleza de la flor y acabará
destruyéndola.
Las
personas muy instruídas son, a veces, incapaces de hacer felices a los que
viven cerca de ellas. Un título académico, un cargo, una función, no nos da
necesariamente equilibrio. Es cierto que todo eso debería contribuir para que
la persona adquiriese sabiduría, pero en la mayoría de las veces no ocurre así,
porque la sabiduría es algo interior, colocado por Dios en el corazón de
aquellos que lo reconocen como tal.
La
persona equiliibrada anda siempre en la línea del medio. Eso no significa
permanecer encima del muro, indeciso, indeterminado y temeroso. ¡No! Al
contrario, significa estar abierto a la vida, al cambio, al aprendizaje
constante, dispuesto a escuchar la opinión de todos a fin de tomar una decisión
acertada. Significa humildad para aceptar los errores y valor para corregirlos.
Por eso, hoy, antes de tomar una decisión sobre cualquier asunto, recuerda el
consejo divino: “Da instrucción al sabio y se hará más sabio todavía; enseña al
justo y él crecerá en prudencia”.
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