BENDICION Y PROSPERIDAD (tomado del libro Cada día más
sabio por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación
Publicadora Interamericana)
Bendígate Jehová desde Sion, y veas el bien de Jerusalén
todos los días de tu vida. Salmos 128:5.
Martín
Lutero llamaba a este salmo, el salmo de la familia. Está lleno de promesas.
Una que aparece destacada, es la promesa de la bendición. No hay nada malo en
querer ser bendecido. La bendición, en la mayoría de las veces, significa
prosperidad, inclusive en el versículo de hoy el salmista afirma que el
resultado de la bendición es la prosperidad de Jerusalén.
Muchos
cristianos necesitan entender que el cristianismo es humildad, pero no
necesariamente pobreza o miseria. No hay nada malo en querer tener prosperidad.
Dios es el dueño del mundo, el Rey del universo. Si tú eres hijo del Rey, si
eres un príncipe, ¿por qué tienes que sentirte culpable por vivir como un
príncipe?
El
versículo de hoy muestra el secreto de la verdadera prosperidad. Para Israel,
la bendición auténtica procedía de Sion, que era el lugar de la habitación de
Dios. La prosperidad no es solo la acumulación de cosas. Dinero, poder y fama,
son parte de la vida, no hacen mal a nadie, pero cuando no vienen “del Señor”,
traen dolor, angustia e insatisfacción. Eso no es prosperidad.
Otro
pensamiento que se destaca en el versículo de hoy, tiene que ver con el
presente. La promesa de Dios es que tú veas la prosperidad “todos los días de
tu vida”. Aquí y ahora. No solo en el futuro.
Es
común pensar que la maravilla de la salvación es una experiencia que será
disfrutada en la eternidad. La verdad es que, cuando Jesús regrese, recibiremos
los beneficios eternos de la salvación. En ese entonces, Jesús colocará el
punto final a la historia del mal. Pero, también es verdad que en esta tierra,
durante “todos los días de tu vida”, tú puedes disfrutar las maravillas de las
bendiciones divinas. Mejor salud, dinero administrado con sabiduría, una
familia feliz e hijos que crecen esplendorosos como las palmeras a orillas de
los ríos.
Busca
al Señor hoy. Encontrar a Jesús es encontrar Su bendición. Haz de eso el blanco
de tu vida. Vive al lado de Jesús. Permite que Sus enseñanzas se hagan realidad
en tu experiencia diaria.
El
resultado natural del compañerismo diario con Jesús, será el éxito y la
prosperidad. “Bendígate Jehová desde Sion, y veas el bien de Jerusalén todos
los días de tu vida”.
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