¿EN QUIÉN CONFIAR? (tomado del libro Cada día más sabio
por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación
Publicadora Interamericana)
Estos confían en carros, y aquellos en caballos; mas
nosotros del nombre de Dios tendremos memoria. Salmos 20:7.
En
la década de los cincuenta, Hollywood endosó a un joven actor que, con una
combinación extraordinaria de talento y belleza, fue nominado cuatro veces
consecutivas para recibir el Oscar, el gran premio de la Academia. Su nombre:
Marlon Brando. En el mes en que escribo esta meditación, Brando cerró el último
capítulo de su vida en una situación deprimente.
Patológicamente
obeso y psicológicamente desequilibrado, la famosa estrella de otros tiempos
murió en un apartamento de un solo ambiente, sucio y arruinado, escondiéndose
de sus dos estatuillas del Oscar, y de los acreedores que corrían detrás de él
para cobrar una deuda de casi 20 millones de dólares.
Su
vida familiar había sido un desastre. En 1990, su hijo Christian mató al novio
de su hermana Cheyenne y enfrentó un juicio marcado por insinuaciones de
incesto. Cinco años más tarde, Cheyenne se suicidó.
Hubo
momentos en que el excéntrico actor tuvo todo el dinero que quiso. Bebió y
comió de lo bueno y de lo mejor. Pero quemó la fortuna y tuvo que refugiarse en
una isla que había comprado en Tahití. La realidad es que nunca tuvo paz. El
dinero, el poder y la fama no fueron capaces de llenar el vacío enloquecedor de
su triste corazón.
El
salmista habla de eso en el salmo de hoy. Todo lo que tú toques, veas o poseas,
son espejismos engañosos. El ser humano, aunque muchas veces no lo quiera
aceptar, es básicamente espiritual y solo puede ser feliz cuando lo que
construye, lo construye en el Señor Jesús, que es la fuente de toda verdadera
realización. Es una pena que para entender eso, la gente tenga que llegar a un
punto en que no sabe ya a dónde ir, ni qué hacer. Mira hacia todos lados
buscando una salida y solo encuentra sombras que lo dejan cada vez más confuso.
Se desespera, llora y busca inútilmente una razón para estar vivo. Lo peor de
todo es que nadie conoce su angustia, porque esa angustia habita en lo
recóndito del alma.
¿Hay
momentos en que te sientes vacío? ¿Nada de lo que consigues te satisface?
¿Corres y corres sin saber exactamente detrás de qué? Antes de comenzar el día,
piensa: “Estos confían en carros, y aquellos en caballos; mas nosotros del
nombre de Dios tendremos memoria”. http://mensajesreflexionbusquedadios.blogspot.com/
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