DIEZ MENOS UNO = CERO (tomado del libro Cada día más
sabio por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación
Publicadora Interamericana)
Tú encargaste que sean muy guardados Tus mandamientos. Salmos 119:4
Hagamos de cuenta
que te doy la receta de una torta de chocolate. La escribo completa en un
papel: Ingredientes, cantidades y tiempo en el horno. La receta dice que hay que hornearla durante
30 minutos, a 300 grados. Tú sigues los
pasos y las prescripciones. Solo cambias un detalle, en vez de dejarla en el
horno durante 30 minutos, decides dejarla 5 horas. Tú obtendrías un pedazo de carbón.
Imagina otro
cuadro. Tú tienes neumonía y vas al
médico. Él te receta un
tratamiento. Tú sigues todo al pie de la
letra, solo que en lugar de tomar una dosis de antibiótico cada ocho horas,
decides tomar todas las pastillas de una sola vez. Tú estarías muerto.
Hay gente que
piensa que las recomendaciones divinas no funcionan. Pero si observas,
descubrirás que no funcionan porque esas personas no siguen las prescripciones
divinas “al pie de la letra”, como aconseja el salmista en el versículo de hoy.
Los eruditos no
saben definir quién fue el autor del Salmo 119, pero quien quiera que haya
sido, lo escribió por inspiración divina. Con claridad y contundencia.
Las enseñanzas
divinas no fueron dadas al ser humano para que las discutiera o adaptara, sino
para que las cumpla “a rajatabla”. Cualquier
otra actitud del hombre es temeraria, peligrosa y fatal.
Escribo esta
meditación en el avión que me conduce de San Pablo a Buenos Aires. Son exactamente las 11:05 de la noche.
Estamos ya casi finalizando el vuelo de tres horas, y me pregunto: ¿Qué sería
de los pasajeros si el piloto decidiera no seguir un pequeño “detalle”, tal
como no bajar el tren de aterrizaje?
Vale la pena
repasar nuestros “procedimientos” de vuelo todos los días. ¿Estoy siguiendo “al
pie de la letra” las recomendaciones divinas? Observar todo y dejar de lado apenas
un asunto, por insignificante que parezca, puede ser fatal.
¿Qué es lo que no
está funcionando en tu vida? ¿El matrimonio? ¿Los negocios? ¿La relación con
los hijos? Busca los consejos divinos y pide fuerzas a Dios para seguir esos
consejos “a rajatabla”, y verás que muchas cosas van a cambiar en tu vida.
Clama al Señor y dile: “Tú encargaste que sean muy guardados Tus mandamientos”.
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