lunes, 29 de diciembre de 2014

DIOS SE COMPLACE


DIOS SE COMPLACE (tomado del libro Cada día más sabio por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación Publicadora Interamericana)

 

Se complace Dios en los que le temen, y en los que esperan en Su misericordia.  Salmos 147:11.

 

La comisaria de a bordo  que me recibió en el vuelo 8881 de La Paz a San Pablo, me preguntó con timidez: “¿Es usted el pastor Bullón?” El brillo de sus ojos negros y la sonrisa de su rostro moreno expresaban una emoción especial. Había leído mi libro “El tercer milenio y las profecías del Apocalipsis”, y en ese momento estaba experimentando una lucha interior: su mente aceptaba las verdades bíblicas y su corazón las temía.

“Dios hizo muchas cosas en mi vida –dijo-, pero veo tantas dificultades ante mí que tengo miedo de decidirme”.

Cristiane estaba pasando por el proceso doloroso del crecimiento. Crecer no es fácil, porque significa aprender a navegar, rumbo al puerto seguro, a través de un mar de constantes cambios y de paisajes cambiantes. Crecer es adentrarse en un mundo desconocido, y eso provoca miedo, porque tú vives una realidad que fue construida de imágenes y de experiencias, algunas creadas por ti mismo y otras, tomadas prestadas del mundo que te rodea.

Cuando esa realidad es solo humana y limitada a los valores de esta tierra, tú no sientes seguridad. Vives, pero siempre hay una sensación inconsciente de vacío. Hasta que un día te encuentras con la Palabra de Dios, cuyos valores son absolutos y concretos, porque vienen de un Dios eterno y absoluto. Sin embargo, como esos valores no siempre armonizan con la fragilidad de tu realidad humana, el resultado es miedo, duda e indecisión.

Pero Cristiane es sincera, honesta y soñadora. Sueña con la realidad de una vida plena. Sabe que la plenitud no puede ser el fruto de su esfuerzo humano y, por eso, busca a Dios. La emoción de encontrarme en el avión, inesperadamente, nacía del hecho de querer que un día, de alguna manera, Dios le dijera: “Hija, sigue adelante. No tengas miedo. Solo en Mi y en Mi Palabra tu realidad tendrá los colores del arco iris, la belleza del amanecer y la permanencia de la montaña”.

Cristiane, no sé si volveré a verte en esta vida, pero quiero recordarte a ti, y a todos los que como tú buscan con sinceridad a Jesús, que “Se complace Dios en los que lo temen, y en los que esperan en Su misericordia”.



sábado, 20 de diciembre de 2014

EL SECRETO


EL SECRETO (tomado del libro Cada día más sabio por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación Publicadora Interamericana)

 

Bienaventurado el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando a los postes de mis puertas. Proverbios 8:34.

 

El versículo de hoy sugiere muchos cuadros alegóricos.  Podemos imaginar un grupo de estudiantes que están a la puerta del colegio, bien temprano, esperando a que las puertas todavía cerradas se abran y llegue el profesor.

Podemos imaginar también a un comerciante que abre su tienda el primer día y queda en la puerta, ansioso, esperando la llegada del primer cliente. O podemos también pensar en el cuadro de una novia ansiosa, esperando la llegada del novio que viene a visitarla.  La verdad es que lo que el escritor bíblico quiere destacar es la necesidad de buscar la sabiduría divina. Ese es el secreto para saber vivir. Nadie tiene posibilidades de vencer sin sabiduría.

“Bienaventurado el hombre que me escucha”, afirma Dios. Es una pena que el ser humano está dispuesto a oír a todos, menos a Dios. Conozco personas que solo pusieron su mirada en dirección a Dios cuando todos los caminos humanos fallaron.

Es impresionante la cantidad de libros de autoayuda que inundan las librerías. Son libros que hablan de soluciones humanas para las necesidades humanas. Pero Dios reafirma: “Bienaventurado el hombre que me escucha”. ¿Cómo se hace eso? “Aguardando a los postes de mis puertas”, aguardando en el umbral de mi puerta. Buscándolo permanentemente.

No hay mejor manera de comenzar el día que dedicando un momento para estar con Dios, orando, estudiando Su Palabra y meditando. En esas horas a solas con Dios es donde el ser humano sale fortalecido para enfrentar los desafíos de la vida. En esas horas es cuando el dolor disminuye, y las heridas dejan de sangrar, y es en esas horas cuando la penumbra desaparece y la luz de la sabiduría divina llega trayendo el consejo oportuno con relación a las decisiones trascendentales que tenemos que tomar.

Espera al Señor Jesús como el alumno espera al profesor, o como la novia espera al novio.  En las primeras horas de la mañana quédate ahí esperando, ansioso, y verás que Jesús toca a la puerta de tu corazón pidiéndote permiso para entrar y tomar el control de tu vida.

Hoy puede ser el gran día del cambio en tu vida. No olvides las palabras de Dios: “Bienaventurado el hombre que me oye, y vela a mis puertas día tras día, aguardando en el umbral de mi entrada”. 




miércoles, 10 de diciembre de 2014

DIEZ MENOS UNO = CERO


DIEZ MENOS UNO = CERO (tomado del libro Cada día más sabio por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación Publicadora Interamericana)

 

Tú encargaste que sean muy guardados Tus mandamientos.  Salmos 119:4

 

Hagamos de cuenta que te doy la receta de una torta de chocolate. La escribo completa en un papel: Ingredientes, cantidades y tiempo en el horno.  La receta dice que hay que hornearla durante 30 minutos, a 300 grados.  Tú sigues los pasos y las prescripciones. Solo cambias un detalle, en vez de dejarla en el horno durante 30 minutos, decides dejarla 5 horas.  Tú obtendrías un pedazo de carbón.

Imagina otro cuadro.  Tú tienes neumonía y vas al médico.  Él te receta un tratamiento.  Tú sigues todo al pie de la letra, solo que en lugar de tomar una dosis de antibiótico cada ocho horas, decides tomar todas las pastillas de una sola vez.  Tú estarías muerto.

Hay gente que piensa que las recomendaciones divinas no funcionan. Pero si observas, descubrirás que no funcionan porque esas personas no siguen las prescripciones divinas “al pie de la letra”, como aconseja el salmista en el versículo de hoy.

Los eruditos no saben definir quién fue el autor del Salmo 119, pero quien quiera que haya sido, lo escribió por inspiración divina. Con claridad y contundencia.

Las enseñanzas divinas no fueron dadas al ser humano para que las discutiera o adaptara, sino para que las cumpla “a rajatabla”.  Cualquier otra actitud del hombre es temeraria, peligrosa y fatal.

Escribo esta meditación en el avión que me conduce de San Pablo a Buenos Aires.  Son exactamente las 11:05 de la noche. Estamos ya casi finalizando el vuelo de tres horas, y me pregunto: ¿Qué sería de los pasajeros si el piloto decidiera no seguir un pequeño “detalle”, tal como no bajar el tren de aterrizaje?

Vale la pena repasar nuestros “procedimientos” de vuelo todos los días. ¿Estoy siguiendo “al pie de la letra” las recomendaciones divinas? Observar todo y dejar de lado apenas un asunto, por insignificante que parezca, puede ser fatal.

¿Qué es lo que no está funcionando en tu vida? ¿El matrimonio? ¿Los negocios? ¿La relación con los hijos? Busca los consejos divinos y pide fuerzas a Dios para seguir esos consejos “a rajatabla”, y verás que muchas cosas van a cambiar en tu vida. Clama al Señor y dile: “Tú encargaste que sean muy guardados Tus mandamientos”.