lunes, 25 de mayo de 2015

EN QUIEN CONFIAR?



¿EN QUIÉN CONFIAR? (tomado del libro Cada día más sabio por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación Publicadora Interamericana)

Estos confían en carros, y aquellos en caballos; mas nosotros del nombre de Dios tendremos memoria. Salmos 20:7.

En la década de los cincuenta, Hollywood endosó a un joven actor que, con una combinación extraordinaria de talento y belleza, fue nominado cuatro veces consecutivas para recibir el Oscar, el gran premio de la Academia. Su nombre: Marlon Brando. En el mes en que escribo esta meditación, Brando cerró el último capítulo de su vida en una situación deprimente.
Patológicamente obeso y psicológicamente desequilibrado, la famosa estrella de otros tiempos murió en un apartamento de un solo ambiente, sucio y arruinado, escondiéndose de sus dos estatuillas del Oscar, y de los acreedores que corrían detrás de él para cobrar una deuda de casi 20 millones de dólares.
Su vida familiar había sido un desastre. En 1990, su hijo Christian mató al novio de su hermana Cheyenne y enfrentó un juicio marcado por insinuaciones de incesto. Cinco años más tarde, Cheyenne se suicidó.
Hubo momentos en que el excéntrico actor tuvo todo el dinero que quiso. Bebió y comió de lo bueno y de lo mejor. Pero quemó la fortuna y tuvo que refugiarse en una isla que había comprado en Tahití. La realidad es que nunca tuvo paz. El dinero, el poder y la fama no fueron capaces de llenar el vacío enloquecedor de su triste corazón.
El salmista habla de eso en el salmo de hoy. Todo lo que tú toques, veas o poseas, son espejismos engañosos. El ser humano, aunque muchas veces no lo quiera aceptar, es básicamente espiritual y solo puede ser feliz cuando lo que construye, lo construye en el Señor Jesús, que es la fuente de toda verdadera realización. Es una pena que para entender eso, la gente tenga que llegar a un punto en que no sabe ya a dónde ir, ni qué hacer. Mira hacia todos lados buscando una salida y solo encuentra sombras que lo dejan cada vez más confuso. Se desespera, llora y busca inútilmente una razón para estar vivo. Lo peor de todo es que nadie conoce su angustia, porque esa angustia habita en lo recóndito del alma.
¿Hay momentos en que te sientes vacío? ¿Nada de lo que consigues te satisface? ¿Corres y corres sin saber exactamente detrás de qué? Antes de comenzar el día, piensa: “Estos confían en carros, y aquellos en caballos; mas nosotros del nombre de Dios tendremos memoria”. 



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martes, 19 de mayo de 2015

EL SEÑOR AMA A LOS JUSTOS


EL SEÑOR AMA A LOS JUSTOS (tomado del libro Cada día más sabio por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación Publicadora Interamericana)

 

Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos. Salmos 146:8.

 

En el versículo de hoy encontramos tres acciones: Abrir, levantar y amar. Aquí está la receta para salir del fondo del pozo. Las tres acciones son realizadas por Jehová, por el Señor, como dice en el original hebreo. Solo después de que Dios actúa, el ser humano está en condiciones de andar.

El versículo presenta la figura de una persona abatida, triste y desanimada. El abatimiento es el extremo del cansancio. La persona abatida no tiene ya ganas ni voluntad de luchar.

En opinión del salmista, el Señor es especialista en levantar a las personas que se encuentran en esa situación.

La primera reacción de la persona deprimida es desconfiar del amor de Dios. “¿Por qué me tuvo que pasar a mí?”, se pregunta. “¿Dónde está Dios, que no ve mi sufrimiento?” Sentir que Dios no la ama, parece ser el calmante para su dolor. Por eso, el salmista presenta el amor de Dios como la receta para salir de ese estado. Este es el punto de partida para la restauración. Sacarlo de la cueva en que el ser humano cayó, la mayoría de las veces por causa de decisiones equivocadas, no es un derecho que él puede exigir. Es solo debido al amor de Dios.

La tercera acción divina muestra la manera como el Señor libra al hombre. “Jehová abre los ojos a los ciegos”, dice el salmista. La mayoría de las veces, la solución para todos los problemas está a nuestro alcance, en nuestras manos, pero no la vemos porque la incredulidad, la duda y la desesperación, ciegan la visión.

“Ahogarse en un vaso de agua” es fácil, muy fácil, cuando la lucha solo tiene como recurso la energía humana, la ciencia y la tecnología. Todo tiene lugar en la batalla de la vida, cuando la confianza es depositada en Alguien que está por encima de las fuerzas humanas.

El drama que tú estás viviendo hoy, en tu vida profesional, emocional o familiar, tiene salida. No dejes que la duda te visite. Dios te ama. Aunque no lo sientas. Pide que el Señor abra tus ojos y encara las dificultades sabiendo que no estás solo.

Pocos atravesaron por momentos de angustia y temor como David. Contadas veces alguien fue víctima de tantas intrigas y persecuciones por parte de sus enemigos. A pesar de eso, David siempre confió en el Señor, y dijo: “Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos”.




lunes, 11 de mayo de 2015

MIRA CON QUIEN ANDAS



MIRA CON QUIÉN ANDAS (tomado del libro Cada día más sabio por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación Publicadora Interamericana)

Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas. Proverbios 1:15.

La noticia me sorprendió. Conocía bien a aquella persona, y sabía que no sería capaz de hacer aquello de que estaba siendo acusada. Y así fue. El tiempo demostró su inocencia. Meses después me lo encontré accidentalmente y al verme, me dijo llorando: “Dios hizo justicia conmigo, pero con todo lo que pasé aprendí una gran lección: Nunca debería haber andado con las personas que realmente cometieron aquel delito”.
El consejo divino de hoy es exactamente ese: “Hijo mío, no andes en camino con ellos”. ¿Quiénes son? El sabio Salomón los llama “pecadores”, y advierte: “Si los pecadores te quisieren engañar, no consientas […] porque sus pies corren hacia el mal y van presurosos a derramar sangre”. *
La expresión hebrea utilizada en el original es halak, que significa andar, no solo en el sentido de moverse, sino también en el de comportarse.
Las personas que no temen a Dios andan desorientadas. La Biblia llama a ese tipo “pecadores”, que originalmente quiere decir “aquellos que no dieron en el blanco”. No saben para dónde van, porque en realidad ni siquiera saben lo que quieren, siguen la ley del menor esfuerzo, dejándose llevar por la corriente de sus instintos. Y si alguien hace solamente lo que su naturaleza pide, va a acabar andando en el camino del mal.
Andar constantemente con personas que no edifican, encierra dos peligros. El primero, es acabar haciendo lo que ellos hacen y perder el rumbo de la vida. El segundo, es ser confundido con ellos.
Mientras tú vivas en este mundo, te será imposible aislarte. No es ese el tipo de vida que Dios quiere para ti. El cristiano debe ser una persona abierta para relacionarse con todo tipo de gente, pero una cosa es relacionarse por la fuerza de las circunstancias y otra es juntarse deliberadamente con personas que, tarde o temprano, acabarán destruyendo tu vida.
Por eso, hoy, antes de salir de casa, recuerda el consejo de Salomón: “Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas”.
*Proverbios 1:10,16


lunes, 4 de mayo de 2015

EL PACTO DE DIOS



EL PACTO DE DIOS (tomado del libro Cada día más sabio por el pastor Alejandro Bullón - reproducido con permiso de la Asociación Publicadora Interamericana)

Si tus hijos guardaren mi pacto, y mi testimonio que yo les enseñaré, sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre. Salmos 132:12.

Un pacto o alianza es un contrato entre dos partes. Hay obligaciones y hay privilegios. La falta de cumplimiento de una de las partes libera a la otra de todo compromiso.
En el versículo de hoy Dios se atribuye para Sí la posesión de la alianza. “Mi pacto”, dice. En la Biblia encontramos muchas alianzas entre Dios y su pueblo. Son promesas condicionales. Dios promete algo y estipula la condición. La falta de cumplimiento por parte de la criatura, desobliga a Dios de Su promesa.
La diferencia entre un contrato frío y un pacto, es el amor. En un simple contrato ambas partes tienen intereses particulares. Ambos se beneficiarán. En el pacto entre Dios y los hombres, sólo se beneficiará uno: la criatura.
Nada puede hacer el hombre a favor de Dios. Dios es Dios. Fue, y seguirá siendo Dios por la eternidad. Lo creas o no lo creas, lo aceptes o no lo aceptes. Él continúa siendo Dios. Si yo rechazo el pacto, eso no afecta su existencia. Cuando yo acepto las condiciones, la persona beneficiada soy yo.
En el versículo de hoy, el salmista expresa la voluntad de Dios. Lo único que espera de la humanidad es que “guarden el pacto”. El pacto es el símbolo de la relación de amor entre ambos.
Si un esposo o esposa se saca la alianza del dedo y la tira, está declarando que el amor entre ellos se acabó. El casamiento está deshecho y cada uno seguirá su camino.
Exactamente eso es lo que el ser humano hace con Dios cada vez que no guarda el pacto. En el versículo de hoy la promesa se hace extensiva a los hijos. Hay mucho dolor y sufrimiento que no tiene explicación, pero que, a veces, es consecuencia de las decisiones y actitudes de las generaciones pasadas.
Hoy es un día para repensar las actitudes. Nadie vive para sí y tampoco nadie muere para sí, declara San Pablo. * Cualquier decisión que yo tome hoy tendrá consecuencias para mí, para mis hijos y para los hijos de mis hijos.
Por eso hoy, antes de comenzar este día de actividades, vale la pena recordar lo que Dios dijo: “Si tus hijos guardaren mi pacto, y mi testimonio que yo les enseñaré, sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre”.
*Romanos 14:7